¿Será verdad?
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Capítulo 1
Una manifestació sin igual
Vs.1: La
revelación de Jesucristo:
La palabra
“revelación” en griego es “apokalupsis” (apokalupsis) que literalmente significa “quitar o descorrer un velo”, “traer
a la luz lo que estaba oculto”, “tornar conocido lo encubierto”. Esta
palabra deriva de dos palabras griegas “apo” (apo), “quitar” y “kalumma” (kalumma), “un
velo”. En su sentido escatológico es donde más este término se destaca, “un descorrimiento de los misterios en cuanto a los últimos
tiempos”. No es una palabra nueva en
el Nuevo Testamento ya que se encuentra dieciocho veces (Lc.2:32, Ga.1:12;
2Ts.1:7; 1P.1:7; etc.). También es la única vez en todo este libro profético
que esta palabra es usada. El término “revelación”
describe tanto su naturaleza como su propósito. Además, el Mesías Jesús
prometió que el Espíritu Santo revelaría “las cosas por venir”
(Jn.16:13). El libro de las Revelaciones contiene la mayor de ellas,
específicamente, la gloria eterna y el poder del Mesías y las últimas cosas.
Es necesario
aclarar que no se trata de una revelación o quitar un velo sobre la Persona del
Mesías Jesús, más bien esto muestra su gloria Sacerdotal, Realeza y como el
Juez justo, es allí cuando se quita el velo de los eventos que precederán y
acompañarán su retorno al planeta tierra. Queda comprendido que dicha
revelación le fue dada al profeta Juan mediante visiones y experiencias
espirituales fuera del cuerpo de dicho profeta; siendo en sí misma una grande
visión que devela los muchos misterios divinos. El término “Apokalupsis” es usado de las
siguientes maneras en el Nuevo Testamento:
·
Descorriendo el velo de algo oculto, que da luz y
conocimiento a los que lo contemplan (Lc.2:32; Ro.16:25; Ga.1:12; 2:2). Varios
de esos casos son estrictamente particulares, dando orientación a la vida
·
También puede indicar discernimiento cristiano en
cuanto a las verdades espirituales, comprendidas por la iluminación Divina,
dada por el Espíritu Santo (Ef.1:17; 1Co.14:6,26, a través de los dones
espirituales (2Co.12:1,7) a través de visiones y revelaciones que dejan una
enseñanza espiritual
· Esa palabra es empleada para aludir a la Segunda Venida en gloria del Mesías Jesús (1P.1:7,13; 2Ts.1:7, que revelan la gloria del Señor; 1P.4:13 sus justos juicios, Ro.2:5 cuando sus hijos se revelarán en plena majestad, Ro.8:19)
En la versión griega del Antiguo Testamento, llamada Septuaginta, esta palabra se refiere ocho veces al descubrimiento de secretos, la interpretación de sueños y las revelaciones de Dios (Dn.2:19,22,28-30,47; 10:1; 11:35). Cuando Israel blasfemó contra su Mesías por boca de los fariseos (Mt.12:32-37), el Señor Jesús se “vistió” con el velo séptuple de las parábolas en el siguiente capítulo, pero el libro de las Revelaciones es la remoción de aquel velo. Es muy importante que lector note que el velo es quitado por el mismísimo Señor Jesucristo (“la revelación de Jesucristo”). Proviene de Cristo y Él mismo quita el velo al plan de Dios para la redención el mundo, y especialmente para sus siervos, la Iglesia y todos aquellos que pasarán por el período de la tribulación (en especial la nación de Israel). Muestra lo que ocurre tras bambalinas del escenario en el cielo. El libro de Apocalipsis (o Revelaciones) revela al Señor Jesús como el Rey de reyes y Señor de señores, el Juez justo; el Alfa y la Omega, el Cordero que fue sacrificado (inmolado); y hay muchas más referencias a la Persona del Señor Jesús en este libro profético.
La presentación que hace el profeta Juan del Señor Jesús en la gloria completa la presentación de Él en la humillación y crucificción en los evangelios. Es presentado como
·
El Cordero inmolado ahora es el Cordero soberano, la
Piedra angular gobernante
·
El libro de Apocalipsis revela al Señor Jesús (como
Cabeza) gobernando a sus iglesias
·
Siendo el centro de la adoración celestial
·
Desatando los justos juicios (la “ira del Cordero”)
sobre el planeta tierra
·
Volviendo con gran poder y gloria
·
Gobernando por mil años
·
Juzgando justamente a los muertos
· Gobernando para siempre al mundo eterno desde la Nueva Jerusalén
Sin el libro de las Revelaciones se tendría una
compresión muy pobre del Cristo glorificado, estaría todo incompleto.
Principalmente es una revelación de “Jesucristo”, como nunca antes se ha
visto, en su plenitud, gloria y poder Divino. Un agudo contraste con la
presentación de los evangelios de Él en su humillación. Por lo tanto, la
descripción del Señor Jesús en el libro de las Revelaciones contrarresta los
relatos de los evangelios y confirma la alta opinión de Él en el libro de los
Hechos de los Apóstoles (Hch.2:33; 7:55-56) y las Epístolas (Ef.1:20-22;
Col.1:15-19; 2:9; 2Ts.1:7-10). Es imposible conocer al Mesías Jesús sin la
Revelación.
La palabra “Apokalupsis” (apokalupsis) se usa también para describir la Segunda Venida en gloria de Cristo, lo que apunta a quitar el velo de lo que obstruye ahora visión del Señor Jesucristo (1Co.1:7; 2Ts.1:7 1P.1:7,13; 4:13). El libro de Apocalipsis revela al Señor Jesucristo tal como es hoy en día en la eternidad, cómo es su gloria celestial y cuando Él venga en su Segunda Venida en gloria con todo su poder. Contrariamente a lo que muchos escritores liberales afirman, el libro de Apocalipsis no es una recopilación de la “literatura judaica” mezclada con “visiones paganas cristianas”, o quizás un mosaico del folklore pagano judío, sino que es la revelación directa que Dios el Padre dio a su Hijo Jesucristo. Aunque el profeta Juan es el escritor del libro, no es el autor o compositor. El Autor es el mismísimo Dios el Padre. La función del profeta fue solamente ser el escriba. Dos veces remarca que el contenido del libro le fue revelado por un ángel (Ap.1:1: 22:8). El hecho es que el estilo de este libro difiere notablemente de los otros escritos del apóstol, como el Evangelio y las Epístolas, una evidencia interna muy fuerte es que no compuso el libro; más bien le fue dictado y visualizado.
En cuanto a su tema, por la majestuosidad y sublimidad de su lenguaje,
están en armonía con los contenidos, el libro de las Revelaciones difiere de
otros libros y esta abismal e incomparablemente por encima de ellos, revelando
su Autoría Divina. De hecho, es el único libro de todas
las Sagradas Escrituras que el Señor Jesús da su endoso y añade su firma,
diciendo al cerrar este libro profético
“Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a fin de daros testimonio de estas cosas para las iglesias” (Ap.22:16)
La revelación tiene dos puntos focales:
·
Los propósitos de
Dios
· La Persona de Dios
Por un lado, Dios informa a sus criaturas humanas
con respecto a Sí mismo, quién es Él, lo que ha hecho, lo que está haciendo, lo
que hará; y lo que requiere que los seres humanos hagan. De esta manera el
Señor se reveló Noé, Abrahán y Moisés, acercándose en una relación de
confianza, informándoles sobre lo que había planeado hacer y cuál era la
participación requerida de ellos (Cf.Gn.6.:13-21; 12:1; 15:13-21; Ex.3:7-22). Igualmente,
el Dios Todopoderoso declaró a Israel las leyes y promesas de su pacto (Ex.20-23;
Dt.4:13; Sal.78:5; 147:19). Él reveló sus propósitos a sus siervos los profetas
(Am.3:7). El Señor Jesús dijo a sus discípulos durante su ministerio terreno
“os he dado a conocer todo lo que he oído de mi
Padre” (Jn.15:15b)
Dios revelo al apóstol Pablo “el misterio de
su voluntad, según su beneplácito” (Cf.Ef.1:9a; 3:3). En el libro de las
Revelaciones, Cristo reveló al profeta Juan “las cosas que deben suceder
pronto” (Ap.1:1). El nombre doble “Jesús Cristo” es su nombre propio
y una descripción de su función mediadora. En versículos y capítulos
posteriores, el nombre simple que se emplea es “Jesús” (Ap.1:9) o “Cristo”
(p.ej.Ap.11:15). El Nombre doble le dice al lector no sólo quién es Él sino
también qué ha hecho y sigue haciendo como Señor y Salvador. Esta combinación
aparece al principio del libro para identificarlo plenamente (véase Ap.1:2,5)
“el cual dio testimonio de la palabra de Dios, y
del testimonio de Jesucristo” (Ap.1:2)
“y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra” (Ap.1:5)
Estamos
para servirle, bendiciones del Vencedor del Calvario, Jesús, el Mesías de
Israel
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