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la iglesia de pérgamo
Carta a Pérgamo
Donde habita Satanás
(Período de la Iglesia 315-590)
“Y escribe al
ángel de la iglesia en Pérgamo: “El que tiene la espada aguda de dos filos,
dice esto: “Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas
fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi
testigo, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la
doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de
Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de
inmoralidad. Así tú también tienes algunos que de la misma manera mantienen la
doctrina de los nicolaítas. Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto
y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que
el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré del maná escondido y le
daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual
nadie conoce sino aquel que lo recibe” (Ap.2.12-17)
La ciudad de Pérgamo
A |
unos
ciento diez kilómetros al norte de Esmirna y a veintidós del mar Egeo se
encuentra la ciudad de Pérgamo (griego Πέργαμος), en Turquía y frente a la isla
de Lesbos, en la región llamada Eólida. Sus ruinas rodean a la actual ciudad de
Bergama, construida sobre los cimientos de lo que fue la parte baja de Pérgamo.
Fue fundada por colonos griegos, contemporáneos a la construcción de la ciudad
de Troya en la tierra firme de Grecia. La ciudad estaba asentada en una colina
a trescientos metros de altitud, rodeada por el grandioso valle del Caico. El llano del
área de Pérgamo es dominado por un alto y rocoso promontorio que da la
apariencia de permanencia, majestad y solidez. Mientras los valles de Éfeso y
de Esmirna son reducidos por las montañas que los rodean, el valle de Pérgamo
es muy ancho, alcanzado hasta el mar a veintidós kilómetros de distancia. La impresión inevitable es una de fortaleza,
autoridad y de gran tamaño. Las tierras alrededor de la ciudad se encontraban
entre las más productivas de la provincia y suministraban a las ferias de
Pérgamo todas las verduras deseadas por la población.
Fue la capital de
Asía hasta el fin del siglo I. Fue una ciudad grande y próspera a principios
del siglo III a.C. Históricamente los días de gloria Pérgamo comenzaron bajo el
rey Atalo I (241-197 a.C.) quien combatió junto a los romanos en contra de
Filipo V de Macedonia. Eumenes II Sóter (197-159 a.C.) también se alió a los
romanos en contra de Antíoco III de Siria. Luego la importancia de Pérgamo
declinó bajo los sucesores de Atalo II Filadelfo (159.138 a.C.) y Atalo III
(138-133 a.C.). Los logros de Eumenes II en Pérgamo probablemente son las dos
más grandes contribuciones a la ciudad. Estableció una biblioteca de más de
doscientos mil pergaminos. Esta biblioteca era únicamente superada por la de
Alejandría, Egipto, en el número de volúmenes. El mecenazgo cultural se mantuvo
como una tradición dinástica hasta el 133 a.C. cuando Atalo III legó su reino
al Imperio Romano. Todos los volúmenes de la biblioteca fueron enviados a
Alejandría por Marco Antonio como un regalo a Cleopatra de Egipto.
Sir Williams
Ramsay, que visitó todas las ciudades de las iglesias del libro de las
Revelaciones escribió esto de la ciudad Pérgamo:
“Más que todas las otras ciudades de Asia Menor,
le da al viajero la impresión de una ciudad real, sede de autoridad. La colina
rocosa sobre la que se levanta es tan gigantesca que domina la amplia planicie.
Tan orgullosa e imponente”
Su nombre ha quedado perpetuado en el
término pergamino (en inglés, parchment; en francés parchemin; en holandés,
perkament). Al estudiar la historia de la ciudad de Pérgamo se aprende de
inmediato que era un centro cultural famoso. Famosa por su biblioteca, ésta se
levantaba en la cumbre de la Acrópolis. Cuando Egipto puso un embargo sobre la
exportación del papiro como represalia contra el rey de Pérgamo, Eumenes, por
emplear al famoso bibliotecario de Alejandría, llamado Aristófanes. Como
respuesta a este embargo ellos decidieron producir su propio papel. De esta
manera tomaron la piel de ovejas y cabras, las trataron con sustancias
especiales y produjeron el pergamino. En algunas universidades todavía se usan
pergaminos para imprimir los títulos que se entrega a los estudiantes que se
gradúan.
Este papel
especial viene de esta cultura. La biblioteca de Pérgamo era tan grande que
tenía un salón de lectura medía15x20 metros, y se decía que tenía más de doscientos
mil volúmenes que no eran propiamente volúmenes, sino rollos. La biblioteca
tenía agujeros en las paredes en donde introducían los rollos, tuvo que haber
sido una biblioteca gigantesca. Así que era un centro cultural. Fue, también,
la primera ciudad que erigió un templo al emperador romano (Augusto) en el año
29 d.C., e introdujeron el culto al César, luego erigieron templos a Roma y a
los emperadores Trajano y Severo. Se hizo notable por sus monumentos
religiosos, entre los que descollaban el templo dedicado a Zeus Soter (nombre
griego de Júpiter Salvador), asentado sobre una plataforma excavada en la roca
y el dedicado al dios Asclepio, el dios griego de la sanidad (este equivale a
Esculapio, el dios romano de la medicina).
Era el centro de una orden de sacerdotes
médicos cuyo emblema era una serpiente, que hoy día se sigue usando como figura
de la farmacia, pero para los cristianos era el símbolo de Satanás (Gn.3:1;
Ap.12:9). La gente acudía de muchos lugares a esta ciudad en busca de sanidad.
Se cuenta que los pacientes mientras dormían dentro del templo esperaban que alguna
serpiente (no venenosa) se cruzara sobre el cuerpo del enfermo o se enroscara
sobre él, con lo que los dioses revelaban, al parecer, a los sacerdotes y
médicos, por medio de visiones y sueños, los remedios que eran necesarios para
reestablecer su salud. El método psicosomático fue usado para tratar a los
enfermos: un aspecto de la terapia obligaba al paciente andar por un largo
túnel. En el techo había agujeros parecidos a respiratorios, pero desde estas
aperturas salían voces de mujeres susurrando suavemente: “Tú te vas a sanar, te
vas a mejorar, te sientes mejor”.
En la escuela de Esculapio aprendió
sus artes curativas el famoso médico de la antigüedad, Claudio Galeno Nicon de
Pérgamo, llegó a ser el más célebre después de Hipócrates. Su máxima de que “la
naturaleza nada hace en vano”, le indujo a buscar la relación entre la forma de
los órganos y su función. Fue médico de los emperadores romanos Marco Aurelio y
Cómodo. Murió en el 210 d.C.
Pero la fama de Pérgamo estriba principalmente en
su preeminencia religiosa. Debido a que Éfeso, Esmirna y Pérgamo eran ciudades
rivales, rivalizaban entre sí para tener la preeminencia. Éfeso era el centro
político, Esmirna era el centro comercial y Pérgamo era el centro religioso. La
historia menciona a cuatro deidades patrones de la ciudad de Pérgamo: Zeus,
Atenas (por la influencia de los griegos) Dionisos y Asclepio (por la más
antigua influencia de la región). Los dos anteriores fueron reverenciados como
el dios toro y el dios serpiente. El nombre místico de Dionisos era “jagios
tauros” (jagios tauros), “toro
sagrado”. Una moneda de
aquellos tiempos muestra al emperador romano Carcalla, adorando a una serpiente
entrelazada en un árbol santo.
El templo principal de la ciudad de Pérgamo cubría casi toda la acrópolis y en el declive debajo de éste se encontraba el gran altar, en forma de trono, dedicado al dios principal del panteón griego, Zeus. Zeus fue llamado “soter theos” (soter theos), “el dios salvador”. Sobre todo, la ciudad se enorgullecía de su culto a los emperadores. Tenía tres templos dedicados a emperador romano. El emperador César Augusto pasó los inviernos en la ciudad de Pérgamo porque Roma era muy fría e incómoda durante esa época del año. Como alcohólico asistía a las clases de la escuela de medicina para los alcohólicos. A cada ciudadano de Pérgamo se le requería que ofreciera incienso al emperador romano una vez al año y declara que “César era el señor”.
Estamos para servirle, bendiciones del Vencedor del Calvario, Jesús, el Mesías de Israel
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