Introducción
“Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que
estaba sentado en el trono” (Ap.5:7)
l Señor Jesucristo como
el León de la tribu de Judá está a punto de retomar el control de la tierra.
Como el Cordero digno lo vimos en el capítulo cinco acercándose al trono del
Dios Todopoderoso. En la mano derecha de Dios el Padre está un rollo o libro. El
profeta Juan dice que se buscó en el cielo alguien que fuera digno de tomar el
rollo o libro y no hubo nadie que fuera digno, sólo el Cordero fue digno de
tomar el rollo. Al desenrollarse es rollo se verá como la tribulación entera se
desata sobre esta tierra. En el séptimo sello hay siete trompetas de juicio y
en la séptima trompeta hay siete copas de juicio. Así que abriendo estos siete
sellos del rollo se puede observar que está el bosquejo de todo el período de
la tribulación.
Antes de comenzar es necesario marca una base para que se
pueda comprender a cabalidad todo el período de la tribulación. Contrario a lo
que muchos enseñan, el Anticristo no se manifestará bien la Iglesia sea
arrebatada a los cielos por Cristo mismo. Siempre Dios dejo un interludio de tiempo
de separación entre el fin y el comienzo de cada dispensación. Esto se puede
observar en el juicio del Diluvio, donde Dios dio cien años de gracia con la
predica de Noé al construir el arca. También hay un período de silencio
profético de cuatrocientos años entre el libro del profeta Malaquías, fin de
los libros del Antiguo Testamento, y el evangelio de San Mateo, que da inicio
al Nuevo Testamento. Entre la muerte expiatoria del Señor Jesús en la Cruz del
Calvario y el descenso del Espíritu Santo a fundar la Iglesia pasaron cincuenta
días. O sea, entre la finalización de la dispensación de la Ley y el inicio de la
dispensación de la Gracia hubo un espacio de tiempo de cincuenta días.
De la misma maneta también ocurrirá un espacio de tiempo,
esta vez indefinido entre el rapto de la Iglesia y la manifestación del
Anticristo, que dará inicio del período de la tribulación. Se sabe que es un
espacio de tiempo indefinido porque sólo se puede especular qué tiempo habrá de
un evento profético y el otro; porque al no saberse cuándo ocurrirá el rapto de
la Iglesia, tampoco se puede saber la fecha del inicio del período de la
tribulación. Pero sin dudas este “entre tiempo” profético lo usará el
Anticristo y el Falso Profeta para diseñar la hoja de ruta para hacerse con las
riendas del poder en Europa. El caos a nivel planetario que dejará como
resultante la desaparición de millones de personas, con el rapto de la Iglesia,
hará que las bolsas de valores mundialmente tengan un crak financiero que hará
ver al que ocurrió en los Estados Unidos en octubre de 1929 como algo
insignificante. De este hecho se valdrá magistralmente Satanás para introducir
y presentar al Anticristo ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
“Y entonces será revelado
ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con
el resplandor de su venida; inicuo cuya venida es conforme a la actividad de
Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de
iniquidad”
(2Ts.2:8-10)
y presentar un plan de
salvataje económico a nivel planetario por el espacio de siete años el cual
será ampliamente aceptado
“Y él hará un pacto firme
con muchos por una semana” (Dn.9:7a)
Luego de estabilizar
rápidamente la economía del Nuevo Imperio Romano europeo y por consiguiente la
economía mundial, irá a la ciudad de Jerusalén, y prometiendo al Estado de
Israel que podrá poseer toda la tierra que conquistaron en las guerras
profetizadas por el Sal.83 y Ez.38-39 hará un pacto de siete años con los
judíos. El primer ministro de Israel, influenciado y aconsejado por el Gran
Rabinato de Israel aceptará firmar este pacto de siete años. Este pacto es lo
que dará inicio al período de la tribulación que durará exactamente siete, del
cual el profeta Isaías denuncia fuertemente que es un engaño del Querubín caído
“Porque habéis dicho:
Hemos hecho un pacto con la muerte, hemos hecho un convenio con el Seol cuando
pase el azote abrumador, no nos alcanzará, porque hemos hecho de la mentira
nuestro refugio y en el engaño nos hemos escondido” (Is.28:15)
Ellos creerán que el
nuevo presidente del Nuevo Imperio Romano Europeo es el tan anhelado mesías
esperado por ellos durante milenios. ¿Por qué
ellos aceptarán la firma del pacto con el Anticristo? La respuesta es que los
judíos verán que, gracias al pacto hecho con el Anticristo, se les permitirá
reconstruir el tercer templo de Salomón en la ciudad de Jerusalén y al poseer
toda la tierra prometida a Abraham y al rey David. Para ellos será en cumplimiento
del Pacto Palestino
“y salieron para ir a la
tierra de Canaán; y a la tierra de Canaán llegaron. Y atravesó Abram el país
hasta el lugar de Siquem, hasta la encina[d] de More. Y el cananeo estaba
entonces en la tierra. Y el Señor se apareció a Abram, y le dijo: A tu
descendencia daré esta tierra”
(Gn.12:5-7)
“Y estableceré mi pacto
contigo[i] y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por
pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti. Y te
daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones,
toda la tierra de Canaán como posesión perpetua; y yo seré su Dios” (Ap.17:7-8)
y pensarán que están a
las puertas del reino milenial profetizado por sus profetas en el Tanaj hebreo
(el Antiguo Testamento bíblico). Mientras todo esto ocurre aquí en planeta
tierra en el cielo el Señor Jesús se presenta delante del trono de Dios el
Padre (Ap-4-5) a reclamar su derecho a poseer el título de propiedad del
planeta tierra como su Creador. Este título de propiedad fue perdido por Adán a
manos de Satanás cuando desobedece al mandato expreso de Dios, peca y muere
espiritualmente.
La importancia del Pacto
Palestino:
La gran importancia que está
unida a este pacto en que reafirma a Israel, en términos no inciertos, su
título de propiedad de la tierra de promisión. A pesar de la infidelidad e
incredulidad, cómo se manifestó tan frecuentemente en la historia de Israel
desde el tiempo que la promesa hecha al patriarca Abraham hasta ese tiempo, el pacto
no fue abolido. La tierra todavía era fija Israel por la promesa hecha. Además,
la introducción de un pacto condicional, en el cual Israel vivía entonces, no
podía poner, ni puso a un lado la bondadosa promesa original concerniente al
propósito de Dios. Este hecho es la base del argumento del apóstol Pablo cuando
escribe
“Lo que quiero decir es
lo siguiente: Dios hizo un pacto con Abraham, y ese pacto no fue cancelado ni
la promesa quedó anulada por la ley que vino cuatrocientos treinta años más
tarde”
(Ga.3:17 NTV)
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leyendo este comentario solicite gratuitamente el libro a
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Estamos
para servirle, bendiciones del Vencedor del Calvario, Jesús, el Mesías de
Israel
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