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¿Será verdad?

Ap.12 Las selañes del cielo

La mujer (Israel), el dragón (Satanás), el Hijo (el Mesías Jesús ) Conozca a verdad para que nadie lo engañe. El segundo y útimo intento del Querubín caído y sus demonios para tomar por asalto el trono del Hijo de Dios. Su derrota a manos del arcángel Miguel y sus ejercitos. Las consecuencias de su derribo y su confinamiento al planeta tierra.     Israel y el inicio de la segunda parte del período de la tribuación Solicte gratis este libro a ricardoarias349@gmail.com Estamos para servirle, bendiciones del Vencedor del Calvario, Jesús, el Mesías de Israel

la iglesia de tiatira


 






Carta a Tiatira

(en griego, Θυάτειρα, Thuateira, Actividad Sacrificial)

La iglesia adúltera (500-1517)

(Ap.2:18-29)

“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: “El Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido, dice esto: “Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y que tus obras recientes son mayores que las primeras.  Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos. Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de Satanás, como ellos las llaman, os digo: No os impongo otra carga. No obstante, lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga. Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones; y las regirá con vara de hierro, como los vasos del alfarero son hechos pedazos, como yo también he recibido autoridad de mi Padre; y le daré el lucero de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap.2:18-29)

La ciudad de Tiatira

 

T

iatira (la actual Akhisar, “castillo blanco”) era una ciudad fortificada situada a unos sesenta y cinco kilómetros al sureste de Pérgamo (comienza a cerrarse hacia abajo como en una herradura) entre los  valles del Calco y del Hermo, que conduce al río Hermus. Está abierta a una fertilísima llanura, cosa muy rara en las ciudades antiguas, que solía edificarse en alturas, a fin de defenderse mejor de sus enemigos que pretendiesen asaltarlas. Al ser un área llana carecía de algún tipo de importancia militar. Probablemente su nombre fue una variación del griego para “hija” (thygatyr, thygathyr) dado por uno de los generales de Alejandro Magno cuando repartió sus dominios a Seleucus I Nicator, uno de sus cuatro generales antes de morir, quien fundó el Imperio Seléucida. Seleuco pobló con los soldados del ejército de Alejandro Magno y sus familias.  Estaba cerca de los límites con las provincias de Misia y Lidia y ambas la pretendían. A diferencia de las ciudades que ya se ha estudiado, la ciudad de Tiatira se ubicaba en un valle entre dos ciudades. La importancia de Tiatira era su posición geográfica, pues quedaba en medio del camino por donde viajaba el correo del Imperio Romano. Por este camino se transportaba todo el intercambio comercial entre Europa y Asia.

No tenía fortificaciones naturales ni era hermosa si se la veía desde afuera. En el 190 a.C. los romanos penetraron en el valle y conquistaron la ciudad, porque al estar situada en un valle plano no tenía suficiente protección frente a fuerzas superiores, por ese motivo colocaron una guarnición romana para protegerla y cobraba importancia como lugar estratégico por cuanto era una guarnición que cerraba el acceso y servía de protección a Pérgamo, que era en aquel entonces la capital de la provincia. Tiatira estaba situada en la ruta comercial de Pérgamo a Sardis; desde Esmirna una arteria principal conducía a través de este valle hasta esta ciudad. Tuvo muy buenas relaciones con los emperadores romanos Vespasiano y Domiciano que mantuvieron los caminos.

De ahí que la ubicación de Tiatira cerca de rutas comerciales principales fomentara su crecimiento económico. Como resultado de se desarrollaron una gran cantidad de gremios comerciales, los artesanos locales producían una serie de mercancías, porque eran panaderos, pintores, curtidores, sastres, alfareros, y trabajaban la lana, el lino y el metal (sobre todo cobre); y traficaban con esclavos.

El principio de la religión en la ciudad de Tiatira es muy oscuro. Una moneda acuñada por la ciudad presenta al héroe Tirimnos, montado desnudo sobre un caballo, con un hacha de guerra en la mano. La religión en Tiatira era bastante sincretista, en el sentido que varios dioses eran honrados a la vez, como lo indican las monedas acuñadas. Una moneda muestra al emperador romano Caracalla rindiendo culto a Tirimnos. Caracalla aparece sostenido en la mano de una diosa de la ciudad de Pérgamo. Otra moneda muestra al emperador Heliogábalo vestido con la túnica de un general romano, estrechando su mano con la del dios Tirimnos. Entre ellos se ve una urna, símbolo de los juegos olímpicos, actividad popular en Asia Menor. Encimas de la urna se ve el nombre “Pithia”, indicando que los juegos en Tiatira eran modelados según el estilo de los juegos pithios de Grecia. A los pies de los dos se ve un sacrificio ardiendo encima de un altar. Una tercera moneda presenta al dios Hefestus, vestido de artesano, sentado frente a un yunque, sujetando un casco con un par de pinzas y golpeándolo con un martillo. La diosa de la guerra, Palas Atenea, de pie delante de él, anticipa recibir el producto terminado.

Gracias a la “Pax Romana”, aquel largo período de paz universal lograda por el Imperio Romano, la ciudad de Tiatira gozaba de mucha prosperidad porque era un centro de comunicación. La ciudad era un centro industrial controlado por gremios, o sea, sindicatos. En un mundo sin las modernas separaciones entre la vida privada, religiosa y cívica, estos gremios serían lugares donde se honraban a los dioses paganos Apolo y Artemisa (conocida también como Tirimnos) y estaba el famoso “peribolé” (peribole, recinto), residencia de la sibila oriental de Sabathe. Los miembros del gremio tenían la obligación de asistir a las festividades en honor de esos dioses, a comer en sus templos y a entregarse a la promiscuidad sexual. No cumplir con estas reglas implicaban la expulsión del sindicato, perder el empleo y la pobreza más absoluta.

Los cristianos que se negaban a honrar a dioses paganos, a comer carne sacrificada a ídolos y a entregarse a promiscuidad sexual ponían en peligro sus necesidades materiales. Se los consideraba como parias de la sociedad. Como centro de mano de obra sindicada, controlaba no sólo las industrias, sino también ejercía un poder inmenso sobre la política y la religión. Los banquetes y la adoración pagana se asociaron durante mucho tiempo con la inmoralidad sexual en las Sagradas Escrituras; se describen junto al incidente del becerro de oro (Ex.32:6) y nuevamente en Moab (Nm.25:1-2), y se alude a ambos pasajes en la discusión del apóstol Pablo sobre comer carne ofrecida a ídolos en

“No seáis, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y en un día cayeron veintitrés mil” (1Co.10:7-8)

 

Proféticamente, se cree que Tiatira representa el Edad Oscura o Media, del 500 a 1500 d.C., durante la cual triunfaron las doctrinas heréticas de las sectas de los de Balaam y los Nicolaítas (Ap.2:6,14-15). La carta a la iglesia de Tiatira es tanto la más larga como la que más fuertemente refleja una condición de corrupción total. Solo hay un verso que elogia lo bueno que había allí; pero hay cinco versos que describen sus males y traen advertencias necesariamente severas. (Ap.2:20-23,27).

         La carta demuestra que la Iglesia puede decaer a un nivel muy bajo, y aún llamarse Iglesia. Muestra como triunfaron las doctrinas heréticas del paganismo en la Iglesia, especialmente con respecto a sus normas morales, con respecto a las costumbres sexuales, que llegó a ser tan tolerada en el cristianismo, y que dominaba incluso a los líderes de la Iglesia. El nombre Tiatira, que significa “sacrificio continuo”, el error en que cayó la Iglesia en este período (500-1500) fue el ignorar paulatinamente el hecho de que el sacrificio expiatorio del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario era suficiente para perdonar los pecados del ser humano (Hch.10:12) y convertir la Cena del Señor en un sacrificio continuo en el altar y poseer una casta especial de sacerdotes. Todo esto en abierto contraste con la carta escrita por el apóstol Pablo a los Hebreos en el Nuevo Testamento donde dice que el Mesías Jesús se ofreció una sola vez y para siempre por los pecados de la raza humana

“Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo” (He.7:26-27)

 

Según Hch.16, Lidia era de Tiatira. Ella era vendedora de púrpura. La historia registra que la ciudad de Tiatira era conocida por su industria textil y sus tintes especiales. La púrpura no podía haber sido extraída del molusco obtenido de las costas de Fenicia, una región muy lejana, sino el flamante color rojo, que era obtenido de la raíz de una planta que lleva el nombre en latín “rubiaceae tinctorum”. Antiguamente, los nombres de los colores eran usados con bastante laxitud, pues, “púrpura” puede indicar una variedad de colores brillantes. Aunque Lidia se convirtió en la ciudad de Macedonia, algunos creen que fue a través de su testimonio que se inició la iglesia en Tiatira. Desafortunadamente resulta muy posible que la iglesia haya dejado de existir a fines del siglo II.

         El Querubín caído estaba presente y activo en Asia cuando el Señor el Jesús envió sus cartas a las siete iglesias del Asia. Él tenía sinagogas en Esmirna (Ap.2:9) y Filadelfia (Ap.3:9), y hasta había instalado su trono en la ciudad de Pérgamo (Ap.2:13). Como se verá más adelante en Tiatira tenía una falsa profetiza que

“y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos, que no han conocido las cosas profundas de Satanás!” (Ap.2:20,24)


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